Me Robaron en Brasil y sin pistola
Quisiera que realmente el título fuese clickbait o un título amarillista más pero infelizmente no es así. Ser confiada e inocente viajando por primera vez fuera de mi país de nacimiento, me costó dinero y objetos de valor. Pero vayamos al inicio de los acontecimientos para que entiendan a qué me refiero. Si no has leído el primer capitulo de esta secuencia, te recomiendo que comiences aquí: Comencé a viajar por Brasil.
Como ya saben, «La cleptómana» y yo nos hicimos «amigas». Ella vivía en la ciudad de Recife, desde donde estaba el aeropuerto de esa ciudad. Ya había pasado alrededor de un mes en casa de mi amigo el fotógrafo y ya tenía planeado irme a Río de Janeiro por lo que compré pasajes. La cleptómana ese fin de semana que estaba en casa del fotógrafo nos dijo que podíamos irnos con ella a su casa en Recife y nos quedáramos ahí un par de días que ella nos podía llevar al aeropuerto, si le pagábamos la gasolina al carro.
No fue algo extraño para mi, porque ya teníamos más de un mes «conociéndola» y «compartiendo» con ella (los fines de semana). Yo acepté, así que nos fuimos. De Porto de Galinhas hasta su casa, era aproximadamente 1 hora de recorrido. Todo bien, llegamos a su casa, estuvimos ahí alrededor de 3 días. Durante esos días, salimos unas cuantas veces.
Conociendo el Centro de Recife
En una de esas salidas, fuimos a conocer el centro de la Ciudad. Fuimos a donde está una de las estatuas famosas de un artista de allá llamado Francisco Brennand. El lugar es peculiar porque se dice que el artista era muy erótico, por lo tanto la escultura que es una torre, tiene forma de «pene». Es por eso que los locales lo llaman «pene de Brennand».
También estuvimos en el Museo do Sertao, este es un museo moderno que exhibe la música del cantante y compositor Luiz Gonzaga que es como el «Vicente Fernandez de Brasil», y la cultura del noreste de Brasil. Imagínense lo famoso que ha de ser ese señor que hasta le levantaron un museo. Una cosa super rara que nos pasó saliendo de ese museo, fue que me entrevistaron para un periódico local. Al final, terminé apareciendo en el periódico en Recife. Que por cierto, me compré 2 para guardarlos de recuerdo. No todos los días se sale en un periódico.
Este es un video resumen de ese día, aquí le ven la cara a la cleptómana
El día de irme a Río de Janeiro ha llegado
El ultimo de día que pasamos en la casa de la cleptómana, fuimos a un museo famoso en Recife del mismo escultor del «Pene». Es un castillo que este hombre construyó y donde guardó una gran cantidad de piezas de arte, armaduras antiguas, armas de fuego, todo tipo de cuchillos, espadas, y algunas obras de arte muy famosas en el mundo que compró. Se llama Museo Instituto Ricardo Brennand.
Ese día, al regresar a casa, a Jose Miguel inexplicablemente se le desapareció el Power Bank. Fue de repente. Buscamos por todos lados, en el carro, en la casa, los bolsos y nada. El power bank desaparecido. La cleptómana hacia insistencia de que tal vez lo había botado afuera y no se había percatado, pero José miguel insistía en que él llegó a la casa con el aparato.
Resignados y sin más nada que hacer, llegó el momento de irnos. Recuerdan que les dije que esta mujer había dicho que si le echábamos la gasolina al carro nos llevaba al aeropuerto, bueno, repentinamente después que ya habíamos pagado alrededor de 10 dolares para que llenara el tanque de gasolina, salió con que el carro tenía una falla, que la última vez que estuvo así el motor se le reventó y que no quería forzar el carro. Mi reacción fue «bueno, ajá, ni modo». Pedimos un Uber y nos fuimos.
Me percato de que me han robado
Cuando nos íbamos en el Uber, José miguel y yo no estábamos contentos con esa reacción tan repentina de que el carro estaba «fallando». Es que incluso su actuación fue tal, que se bajó del carro a revisar el motor. También José miguel iba con la idea de que ella se lo había robado y yo le decía «eso fue que lo extraviaste tu por despistado, no crea que ella sea así». ¡Que ilusa!
Yo tenía en mi porta chequera 100 dólares en efectivo. Cuando llegamos a Río de Janeiro a nuestro hospedaje, que comienzo a sacar mis cosas, me doy cuenta que me falta el disco duro. Era el disco duro original de mi laptop de 1 Tb que se lo había sacado para meterle un ssd y el Disco duro lo cargaba en un enclosure. Lo busqué por todos lados y nada que apareció.
Luego me acuerdo del dinero en la porta chequera y adivinan qué… faltaban exactamente 60 dólares. ¿WTF? comencé a llorar horrible. En ese disco duro habían fotos importantes, y además era el disco original de mi laptop. Maldije mil veces, estaba tan llena de ira.
¿Quién creen ustedes que me robó?
O sea, que ladrón tan considerado, que se tomó el tiempo de sacarme solo 60 dólares y dejarme 40 para no dejarme a pie. Luego de eso, tuve miedo de que también fuese agarrado datos de mi tarjetas de crédito para usarlos online. Por suerte, la cabeza no le dio para tanto. Sin embargo, no podía reclamarle, no tenía «pruebas», eso me hacia sentirme mucho más furiosa.
Ya verás que esta historia no termina aquí..